sábado, 24 de abril de 2010

Noctambulismo

De estado espiritual noctámbula.
Ojeaba una revista de Ikea; la alfombra Ofelia, demasiado blanca. La alfombra Uldum, demasiados colores. Mejor sobria y azul, como la alfombra Gilda Kväll. O mejor sin alfombra. O mejor todavía, tener una casa propia donde poder elegir las alfombras.
Siempre recordará, que en primero de carrera un profesor dijo en clase que el catálogo de Ikea era un manual metafísico contemporáneo. Entonces, como ahora, no tenía ni idea de filosofía. Cuando le apetecía era hedonista, a ratos existencialista. Y las dos a tiempo completo, porque hay que ser algo en la vida. Nunca le había gustado la ambigüedad.
Además el catálogo sólo le decía una cosa; consumista. Puede que vividora, ¿soñadora? Un ático pequeño en una calle transitada del centro. Blanco y azul. Dormitorio rojo, para las pasiones. El calendario con los cumpleaños y puertas correderas. ¿La lámpara Jökel en el salón?
¿Tendría razón aquel profesor? Entonces las paredes estarían llenas de filosofía, de vida, por supuesto.
Siempre le daban las tres de la mañana sin sacar nada en claro. Bueno sí, hoy sí: que las copas Svalka iban a ser necesarias en el ático y que la mejor hora para escuchar a Juliette Gréco eran exactamente las tres de la mañana

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