Si me escuchas tararear Dear Reader cuando aún es temprano, si sobrepasas el olor de las sábanas limpias, de las paredes que algún día serán blancas, de la crema del sol en la espalda y de un diván que aún no siento mío,
porque aunque barra, aspire y lije,
las astillas siguen pinchando.
Si vas más allá de las marcas de pintalabios, de las gafas de sol de pasta para esconder los días tristes, de las horas muertas y las preguntas que aún no quiero responder, y si eres capaz de sostener el escudo cuando decida empuñar la espada,
aún sabiendo,
que no es más que un espadín con el que sólo yo me hago sangre,
cuando se me va la fuerza por la boca.
Si consigues llegar más lejos del calor del verano y del olor de los melocotones, si vas más allá de los matices de un rencor fundado en cosas que ya nunca se van a decir,
y descubres que a veces, el mecanismo de un abrazo es como el de un arnés,
cruzarás un río que atraviesa mis costillas y desemboca en la anatomía transparente. Entonces, sólo entonces, te contaré lo de los pájaros y el secreto del vuelo perfecto de las golondrinas cuando vuelven a casa.
el amor no se deshace, solo se deshilvana. Lo que se tejió con tanto esmero se convierte en una bola de inmanejable de lana.
ResponderEliminarDeberías entender que la distancia nunca es el olvido, que las palabras hay que elegirlas justas. Tan justas que disimulen sinceramente.
no escribir es síntoma de felicidad.
ResponderEliminarcasi mejor así.