domingo, 10 de julio de 2011

La sala de los espejos

Cosí las cintas de aquellas puntas meses antes de que llegara a atármelas. A veces, cuando pienso que no puedo más, me acuerdo de los tobillos endebles y los pies de mantequilla llenos de esparadrapo. No te preocupes, tú tienes mucha elegancia en los brazos.
Y entonces la niña que fui hervía por dentro.

Cuando pienso que no voy a ser capaz me acuerdo de las tardes muertas mientras me veía reflejada en la barra; punta-talón, punta-talón, punta-talón. Recuerdo que nadie creía que fuera capaz. Punta-talón, punta-talón, punta-talón.
El patito feo que miraba a los cisnes desde la barra y contaba ocho tiempos en silencio.
Punta-talón
punta-talón
punta-talón.
Y por debajo de la mesa, a la hora de comer, punta-talón, punta-talón, punta-talón.

Abril sólo es la palabra que se ansía cuando puede que un mes nunca llegue. Sólo es el sueño de un día que no se sabe si existirá.

Así, cuando creo que no voy a poder más, me acuerdo de que tenía trece años y los tobillos de cristal. Los mismos tobillos de mantequilla que soportaron una docena de esguinces, y al final se alzaron en un relevé en puntas, en un octavo tiempo que sólo yo supe perfecto. Mi Abril se hará patente y alzaré la cabeza con la elegancia de la bailarina que nunca seré. Era bien pequeña cuando aprendí que el mejor aplauso es el latir de un corazón que se creía vencido y se sabe ganador.

6 comentarios:

  1. Madre mia pero k entradon!!!! y que precioso ultimo parrafo, di que si...

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  2. Qué gran entrada. Felicidades, me ha encantado.

    "quién me ha robado el mes de abril...".

    Besos.

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. tu nunca te das por vencida.
    no eres de esas.

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  5. (me gustaria esperar a tu lado a cualquier persona en una estacion de autobuses gris )

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