miércoles, 9 de noviembre de 2011

Montmartre

Cae la noche y las casas de París encienden mil ventanas amarillas. En las escaleras del Sacre Coeur se arremolinan los turistas, los músicos, los vendedores de cerveza, los que celebran cualquier cosa con una botella de vino, y también los que no celebramos nada.
No siempre hace falta.
Con el otoño, los días más cortos y el viento de noviembre el mejor sitio para quedarse helado es éste, justo al pie del París que me enseñó Cortázar.
Los que lo sabemos, subimos hasta aquí a celebrar sólo eso; que lo sabemos y que quizás el sitio más bonito para saberlo sea éste.

Con el otoño y el existencialismo impasible, vuelven las preguntas y el juego favorito de los escépticos, me muerdo la lengua e intento privarme de que las cosas importen, porque cuando no importan es más fácil saltar sin red.
Pero siempre importan.
Por eso me pinto los labios, bajo las escaleras corriendo y salgo a dejarme fascinar, atravieso el Sena de noche y me diluyo en el reflejo de una luna que no siempre está aunque la busque. Hago equilibrios entre la curiosidad que mató al gato y la que le enamoró. Saco la espada, me bato en duelo.
Me viene a la cabeza Carmen, morir matando, y salto al vacío.

Cae la noche, y elijo con cuidado el sitio más bonito para no decirle cosas al oído a nadie.
Esta noche no.
Esta noche, como todas, París enciende sus mil ventanas amarillas, las mismas para la gente corriente e incorriente, las mismas para aquellos que venimos a mirar y a inventarnos personajes por detrás de los balcones.

Es más fácil desde aquí.

Desde estas escaleras todo se reduce a bloques llenos de ventanas amarillas, y luces blancas y rojas de coches que se dirigen a otros bloques llenos de ventanas amarillas.
El tiempo también lo hace, también reduce todo a ventanas amarillas,
a las que permanecen encendidas,
y a las que se encendieron cuando otras nos dejaron a oscuras.


(Siempre te hago caso)

1 comentario:

  1. Me ha encantado esa musicalidad en tus palabras. Me han venido aires de canción al leerte, no se como explicarlo.
    Precioso.
    : )

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