jueves, 3 de mayo de 2012

365

Mañana tengo examen. La mesa blanca repleta de apuntes y el foco de una luz amarilla que, aunque no me deja ver muy bien y probablemente no sea muy buena para mis ojos oftalmológicamente hablando, me hace sentir mejor a la una y media de la madrugada. Siempre tuve aversión a la luz blanca del flexo. Una taza amarilla con un gato negro y el poso de un té verde que me tomé hace por lo menos dos horas. Subrayadores: verde, amarillo, rosa. No he cambiado desde entonces.

Y estoy aquí, escribiendo esto sin pensar, sin reflexionar ni un segundo en si las palabras son lo que quiero decir o si lo que quiero decir sólo son palabras. Y a lo mejor todo esto no se puede poner por escrito. Hubo un día en el que hablé de una caja, una caja donde iba a guardar la poesía. Iba a guardarla como se guarda la ropa de invierno en verano, como se guardan las sobras de la cena con papel film, como se guarda la conciencia por la noche al cerrar los ojos en el sueño.

Suena el móvil, recibo un mensaje, sonrío. Esta noche ha sido el debate entre Sarkozy y Hollande y ahora me río de esas cosas porque esto es lo que me rodea. Y me importa. Después pongo cara de tonta y vuelvo a escribir aquí, sin releer lo que dije antes, porque en este experimento literario, lo que menos importa es si algo tiene sentido fuera de mi cabeza. Yo sé por qué estoy aquí. Estoy aquí porque fui fuerte, estoy aquí porque hoy quiero hacerte saber que estamos en paz. Porque todo salió bien.
Las paredes blancas, la mesa blanca, el ordenador blanco y yo, que rompo el blanco, y ardo, y estallo, y me río de verdad. Y corro a contracorriente y salto.
Y brinco, y cojo el metro, el autobús, el tren, el avión, vuelo.
Me mojo cuando llueve, me empapo. Estornudo los tres días siguientes. Tengo un corcho lleno de postales y una foto especial que recibí por correo de una calle que se llamaba Rue de l'hirondelle. Estoy tan viva que no me importa que sean las dos de la mañana y tenga que levantarme en cinco horas. Haré café si me da tiempo y si no, me compraré uno en la estación, y si estoy de mal humor, ya llegará la tarde y el estímulo.

El azul de unos ojos que aparecieron cuando aún no era capaz de mirarlos fijamente y las palabras de todos esos amigos que aún no podía comprender. El amor incondicional de mis padres, las cartas de mi abuela con letra picuda, París, la señora de la panadería, el trompetista de la iglesia de Saint Roch, el adoquín donde escribí mi nombre para saber siempre que estuve allí, que estaba viva, y plena. Y no es que volviera a abrir aquella cajita, porque no era la de Pandora. Era la mía y era yo. Por eso nunca pude cerrarla del todo, porque la vida no se abre y se cierra como a mi me hubiera gustado. Porque la vida no es una metáfora, ni una caja, ni un cajón, ni un armario, ni un baúl ni un contenedor industrial de mudanza a gran escala. Pero sí que es cierto, que es más vida cuando nos hace feliz.
Y hoy es tres de mayo.
El tres de mayo de 2011 en Madrid hizo sol aunque a mediodía hubo una tormenta. Cómo me acuerdo.
Según el tiempo de internet, en París mañana va a hacer sol. Y 19º. Aunque yo ya no me fíe de esas cosas, y esta vez tampoco llevaré paraguas por si acaso.

3 comentarios:

  1. Argh, ¿estás en París? (qué envidia :P) Eso le da un aire bohemio a todo lo que haces o te rodea, da igual si tienes mañana (hoy) examen, que por cierto, espero que te vaya bien y no te hayas quedado dormida... ^^

    Tu experimento literario ha ido bien, escribir en automático siendo coherente no es algo que salga siempre :) Me ha gustado.

    Un besito

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  2. ¿De verdad escribiste así sin mirar hacia atrás, sin corregir absolutamente nada? Si es así te felicito entonces, me encantó cada párrafo, cada oración, enserio.
    Te has ganado una nueva lectora :)
    ¡Un abrazo!

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  3. Me encanta que vuelvas a escribir (aunque nunca dejaras de hacerlo). Me encanta que te rías hasta que te duela todo. Me encanta que hayas encontrado otros ojos. Me encanta que estés tan lejos, aunque te eche de menos mucho, muchísimo todos los días.
    Un año después, y mira...alguien dijo miedo?
    Te quiero Cottonflower
    C.

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