jueves, 13 de mayo de 2010

Desde el confesionario

Me llamo Clara. Cuando nací era martes y hacía demasiado calor para estar en septiembre. Era un mes antes de lo que estaba previsto.
Soy muy friolera y siempre pierdo el dinero. Tampoco soy capaz de acordarme de donde pongo las llaves, o el móvil o la cartera, o el cepillo de dientes si duermo fuera de casa. Desde hace un tiempo colecciono gafas de sol ridículas y tengo más de veinte sombreros. Si me enfado de verdad o estoy triste, me encierro en mí misma, sin embargo, suelo explotar por las pequeñas cosas y soy muy injusta con la gente que me quiere. Me encantaría no serlo. También suelo juzgar a las personas antes de conocerlas y a veces soy completamente asocial.
Claro que esta no es la carta de presentación con la que intentaría venderme a nadie.
Sólo soy cariñosa a veces
Odio los zuecos, el color lila, la mayonesa, los palitos de cangrejo y la carne que no sé de dónde procede.
Me cuesta comprender las cosas que no me gustan; Cuando era pequeña realmente no podía entender cómo mis padres no me habían llamado Rosalinda y hablando de todo un poco, una vez inundé mi casa. Me encanta la comida china (contradicción con la carne de extraña procedencia) y soy adicta a París. También soy adicta a las redes sociales y a contar mi vida por escrito. Leí en otro blog que lo primero que lee la gente en un blog es el perfil y realmente me he propuesto aburrirte. O desahogarme.
Siempre quise tener una lámpara de lava y una taquilla. También me hubiera gustado tener la bola del 8 de Toy Story que hacía ruido de agua cuando la agitabas y te decía frases como "ni en tus sueños" o "seguramente te pase mañana". Hago listas de todo lo que tengo que hacer y si no tengo papel, entonces hago listas mentales. Creo que nunca he cumplido ninguna.
Soy capaz de dormir en cualquier sitio y me sientan muy mal las mañanas.
Presumo de hacer los espaguetis muy buenos, pero no es verdad. A veces me salen y a veces no, aunque pienso seguir diciendo que hago los mejores del mundo. Lo que sí que me sale bien de verdad son las tortitas, la salsa de tomate, la improvisación y las cosquillas. No sé mentir. Si te estoy siendo sincera es porque me estoy reconstruyendo, tras los seísmos es bueno volver a poner las cosas en su sitio.
En los momentos de presión y las cosas académicas soy la típica compañera estresada que gritaba cinco minutos antes del examen ¡¡¿¿entraba también el tema 12??!! Pero estoy segura de que sabría hacerte reír. Soy muy detallista y tengo buenas ideas para los regalos de cumpleaños. Me da miedo volver sola a casa de noche. Hablo y luego pienso. De hecho, pienso mucho después de hablar. Me gusta pintar en los espejos, las agendas desordenadas, tachar los días en el calendario, el café con todo el azúcar, la comida con mucha sal y el alcohol blanco. También fumo. Me gusta tenerlo todo, incluso los vicios. Podría ser más ordenada pero mi habitación es muy bonita y las paredes tienen historia. Y aunque no tengo visión espacial ni sentido de la orientación, tengo muy buen oído. No sé cómo me salvaría el oído andando en círculos por el desierto. Pero si algo he aprendido, es que siempre hay que tener algo a lo que agarrarse. Si no sabes cantar asegúrate de tener otra cosa que hacer cuando te subas a un escenario.
Son las doce menos un minuto, está lloviendo y me encanta la lluvia. A pesar de todo, es muy fácil hacerme feliz.

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