Lo que más le costaba entender era dónde se perdían las respuestas que no había dado, las ideas que aún no había tenido y las palabras que aún no había pronunciado. Se preguntaba si cuando las encontrara seguiría siendo la misma persona o sería alguien totalmente diferente. Tenía miedo de sus propias reacciones, como ya le había pasado otras veces. Como cuando había encendido la luz en una habitación a oscuras y se había dado cuenta de que ésta no era tan amplia como parecía, que las paredes no eran tan blancas como recordaba, y que después de todo, con la luz apagada no se estaba tan mal.
Tenía miedo de cambiar, de indagar hasta lo más profundo y no encontrar lo que esperaba, le aterraba que después de todo no mereciese la pena.
En realidad tenía miedo de que con tantas ganas de comerse el mundo, quizás se quedase con hambre.
Y mi yo del pasado le dio una lección a mi yo del futuro. Plas. Deja de ser tan estúpida, joder.
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