viernes, 2 de julio de 2010

Memorias de un verano en Madrid

Decía Victor Hugo que la melancolía es la felicidad de estar triste.
Al protagonista, llamémosle PG, le gustaba. Le gustaba saber que existía una felicidad por estar triste. Era una felicidad extraña, imposible. PG siempre había sido de imposibles, aunque no hubiera leído a Victor Hugo. Ahora, cuando le preguntaran, hablaría de Victor Hugo como un icono en su vida, un mito, aunque no tuviera ni puta idea. Eso era lo de menos, porque tenía la frase. La copiaría en los márgenes de los libros y la adoptaría como suya. Se haría el interesante en las conversaciones aunque no viniese a cuento, estaría charlando con alguien, miraría al infinito y diría: ¿Sabes?, decía Victor Hugo que la melancolía es la felicidad de estar triste.
Y mejor aún, lo diría en francés.
La mélancolie c'est le bonheur d'être triste.
Lo diría con acento chirriante y español, se le trabaría el verbo être y terminaría con la boca pequeña y algo de vergüenza. Después clavaría los ojos en su adversario a punto de reírse y con la cabeza bien alta diría: ¿Qué pasa? es el acento de la Bretaña francesa.
Entonces, ya habría ganado, al menos en su cabeza.

Era un día de tormenta. PG tenía sueño, un poco de pena y bastante de soledad. Y para más inri, a PG le encantaba flagelarse en su tiempo libre. Aquella frase iba a ser como una droga, el pobre PG ya estaba perdido. Me hubiera encantado charlar con él y que me soltara la frasecita. Entonces yo le habría agarrado por los hombros, le habría zarandeado varias veces y le hubiera dicho: mira PG, eres gilipollas, deja de pensar en la felicidad de estar triste porque es una utopía. No puedes ser feliztriste. ¿Cómo estás? Feliztriste. No jodas, PG, has perdido el juicio. Y él miraría al infinito y me diría: no comprendes la esencia de Victor Hugo.

Ésta sí que sería una batalla.

Pero claro, PG sale de mi mente, muy ufano, descubriendo a ese novelista francés por culpa de un libro que no devolví. PG es fruto de una multa, es un canalla y tiene sueño.
Irremediablemente, hoy le caigo fatal.
Vamos PG, voy a darte otra oportunidad.
Victor Hugo también daba este consejo; los que padecéis porque amáis: amad más todavía; morir de amor es vivir.

1 comentario:

  1. Chapeau! Entre PG y tú, me habéis cautivado. Yo también he tenido algún PG en mi mente (y muchas multas de la biblioteca).
    Me ha hecha taaaaanta ilusión ver que tenía una primera seguidora en mi desértico blog, que te he leído de principio a fin. Me gusta, me gusta :)
    p.d. Yo también inundé mi casa de pequeña, lo dará el nombre

    ResponderEliminar