miércoles, 18 de agosto de 2010

¿Cómo puede caber el mundo en unos ojos tan pequeños?

Eso dijiste.
¿Y yo qué dije?

Yo dije: Te invito a un café acompañado.

Y tú debiste pensar: Pobre loca.
Y yo pensé: ¡Qué ocurrencia!

Y entonces nos sentamos en una mesa dorada. Y vino un camarerito esmirriado qué apenas tendría 17 años. Y preguntó: ¿qué toman los señores?

Y yo pensé: ¿Señora yo?
Y tú dijiste: Dos cafés acompañados.
Y yo me mordí la lengua.

El adolescente, perplejo, preguntó: ¿Acompañados de qué?
Y tú respondiste: de taza y cucharilla.
Y yo pensé: ¡Qué mordaz! Y añadí: el mío que sea con brandy.

Cuando se marchó el pobre infeliz, desconcertado, yo pensé: ¿llevaré demasiado pintalabios?
Y tú dijiste: No sé si podremos manejar este triángulo amoroso.
Y yo dije: ¿Es por el brandy?
Y tú dijiste: No. Hablo de tus ojos, del mundo y de mí - y sentenciaste - Hoy por hoy, tendremos que olvidarnos del mundo.

1 comentario:

  1. curioso, entretenido, tremendo!
    y al leerlo yo pensé: ¡Que ocurrente es esta chica! =)

    ResponderEliminar