miércoles, 8 de septiembre de 2010

Vasos que contienen océanos

La gota que colmó el vaso fue una lágrima hace ya tiempo.

Desde entonces el vaso está en la mesa, soportando terremotos que harían mella sólo en la mesa, aunque no hubiera vaso.
Pero allí está el maldito vaso.
El vaso que se tambalea y se mueve en un repiqueteo constante, sistemático, como la alarma de un coche lejano que se carga mi sueño todas las noches, una tras otra, incesante.
He dejado anidar en mi pelo a un pájaro carpintero.
Por las mañanas me levanto, me miro al espejo, me pongo antiojeras, lápiz de ojos, colorete, rezo todo lo que sé y soporto el vaso.

El vaso de duralex que un día fue cristal, el vaso que contiene el Océano Atlántico.
Mi Océano Atlántico.

Ese vaso era precioso. De cristal muy fino. Daba gusto llevárselo a los labios porque cualquier líquido que contuviera tomaba otro color al reflejo tornasolado de aquel cristal incoloro. Mi más preciada reliquia, mi delicado pedazo de cristal de bohemia, que a base del repiqueteo, y de un día, y de otro, y de otro, fue labrando un cuerpo tosco, de vidrio opaco. Mi vaso que, en un ademán de supervivencia, se hizo de duralex.
Pero no deja de contener un océano.
Todo el Océano Atlántico.

Y ya estoy agotada. Me duelen las rodillas al subir tres tramos de escaleras. Voy hasta arriba de libros. Se me abre el bolso y ya ni me molesto en cerrarlo. Llego a casa. Me quito el sudor frío, el antiojeras, el lápiz de ojos y el colorete. Me pongo una camisa limpia. Ceno en cuclillas en la mesita baja porque me da pereza empujarla para tener espacio para sentarme. Pienso en mi examen del viernes. Mi madre envuelve un regalo. Y mientras la veo cortar los celos y ponerlos en el borde de la mesa, pienso en el vaso, en cómo podría fijarlo a la mesa, quizás con celo, y que no se derramara ni una gota más de ese vaso tan feo, pero que contiene un océano.
El Océano Atlántico.
Mi Océano Atlántico.

1 comentario:

  1. En su día lo leí, pero no encontre palabras que decir...
    hoy tmp las encuentro, pero creo que es el momento de empezar a buscarlas.

    Espero que no hayan más lágrimas que hagan colmar el vaso... Todos sabemos el problema del cambio climático, pero no hace falta que el oceano se llene con tus lágrimas =)

    Me ha gustado mucho, como el primer día que lo leí.

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