Le he dedicado en esta página palabras a todos los amores que he conocido. A los de verdad y a los que me inventé. Hay muchos que aún no lo saben ni lo sabrán nunca.
Releerme es un paseo por todos ellos.
Le he llamado amor a casi cualquier cosa. Amor a una noche, a un sueño, a una invención. Amor a un juego, y amor a un amor.
Cuando quiero acordarme, entonces les releo. El supuesto Jean Paul Sartre, o el Fitzgerald que no me escribió ni una sola línea. Un secreto a voces que guardo conmigo misma, en este diario encriptado. Siempre me ha gustado escribir sobre ellos. Caracterizarles, ponerles espada y gorguera.
A veces me divierto imaginando cómo sería si alguno me descubriese y se encontrara aquí peripuesto, disfrazado de Napoleón.
Pensé que te quedaría bien el sombrero - le diría.
¿Y por qué no? Enamorarse de los grandes de la historia, creando relatos de amor ficticios pueden dar lugar a grandes novelas de pasión romántica.
ResponderEliminarQué bueno. Tampoco está mal llamar amor a muchas cosas, es vivir con pasión todo. Hay gente que nunca llama amor a nada.
ResponderEliminarLos sombreros son traicioneros.