domingo, 26 de mayo de 2013

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Le he dedicado en esta página palabras a todos los amores que he conocido. A los de verdad y a los que me inventé. Hay muchos que aún no lo saben ni lo sabrán nunca.

Releerme es un paseo por todos ellos.

Le he llamado amor a casi cualquier cosa. Amor a una noche, a un sueño, a una invención. Amor a un juego, y amor a un amor.

Cuando quiero acordarme, entonces les releo. El supuesto Jean Paul Sartre, o el Fitzgerald que no me escribió ni una sola línea. Un secreto a voces que guardo conmigo misma, en este diario encriptado. Siempre me ha gustado escribir sobre ellos. Caracterizarles, ponerles espada y gorguera.

A veces me divierto imaginando cómo sería si alguno me descubriese y se encontrara aquí peripuesto, disfrazado de Napoleón.
Pensé que te quedaría bien el sombrero - le diría.


2 comentarios:

  1. ¿Y por qué no? Enamorarse de los grandes de la historia, creando relatos de amor ficticios pueden dar lugar a grandes novelas de pasión romántica.

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  2. Qué bueno. Tampoco está mal llamar amor a muchas cosas, es vivir con pasión todo. Hay gente que nunca llama amor a nada.

    Los sombreros son traicioneros.

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