sábado, 25 de diciembre de 2010

El pájaro neoyorkino

Nueva York me abre sus alas como un pájaro.
Despliega las alas y me dice súbete como si no supiera todas las inclemencias que nos llevamos de viaje. Nueva York tiene las plumas sensibles, ha pasado mucho frío después de tantos años de sol.
No sabe que tenemos que hablar y que no se puede volar estando estático; no sabe que el hielo puede dejarle inmóvil, y a mí con él.

Nueva York cree que ya lo ha volado todo; que ha sobrevolado besos y suicidios, que se ha posado en todas sus ramas y ha picoteado sus frutos, que ha dejado sus huellas en la nieve de Central Park y ha chapoteado en Hudson. No sabe que se puede ver más allá en el alma de las personas que desde lo alto del Empire State.

Nueva York se abre en canal y nos arrastra la corriente. Despliega sus alas, me dice súbete y ya sólo nos queda volar.
Sólo podemos subir.


Feliz Navidad a todos (¡ya sois 15!)
Siento haber estado tanto tiempo sin escribir aquí, pero ya he vuelto. Al menos eso creo ;)
Beso.

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