El cielo lleno de faisanes, gaviotas, águilas y aguiluchos.
Codornices, buhos, cigüeñas, pardelas cenicientas, halcones, milanos.
Hemos tenido tantas aves como cielos; tantos cielos como días.
Lo pienso.
Las plumas debajo de las sábanas, el aleteo de los dedos, el aterrizaje de los vuelos que nos arrasaron, las garras hundidas en nervios. Y la hojarasca del nido nuevo.
Hemos visto el cielo negro de cuervos.
- Quiero que lo sepas, que los cuervos no migran, que nunca van al Sur.
Aprenderé a espantarlos.
Y si quieres, te puedo llevar a un sitio; dicen que en la Costa Antártica, los pingüinos de Adélie pueden volar.
Pero esto, esto quiero que lo sepas.
Voy a seguir piando- .
umm... es como que no lo entiendo...
ResponderEliminarLo volveré a leer en otro momento, porque me has dejado intrigada jeje.