sábado, 28 de mayo de 2011

Que llueva, que llueva, la virgen de la cueva...

Sabía que iba a llover, así que salí sin paraguas. Nadie sabía que Clark Kent era Superman ni que la chica peliculera era yo.

La chica peliculera toma cuerpo con las grandes tormentas, como el hombre lobo con la luna llena. Ahora pediría un whisky doble, sin hielo, y hablaría de Schelling, del amor y de los veranos perdidos en Kansas, pero no me gusta el whisky y ha dejado de llover. La chica peliculera se seca.

Entonces la chica - a secas - se sienta delante de un ordenador. No pide whisky. Schelling son apuntes amontonados encima de una mesa de cristal, el examen es el jueves. El amor, bueno, pues el amor es eterno mientras dura. De Kansas ni siquiera puede contar la experiencia del primo, del amigo, de la tía de un amigo suyo. Sólo Dorothy ha corrido por los campos de trigo de Kansas. ¿Dorothy? - Por supuesto, la humedad todavía se respira en el ambiente.

La chica - a secas - invoca a la lluvia. Aunque sólo sean unas chispitas, un calabobos muy fino, el sirimiri más imperceptible...

Le guiña un ojo al camarero y el camarero le dice que nunca ha visto a una chica tan bonita en la ciudad - Claro que no, es que soy de Kansas...

No hay comentarios:

Publicar un comentario